Me gusta leer. Desde pequeña, siempre ha sido así. Y me alegro de seguir manteniendo este hábito.
La lectura me ha transportado a otros mundos, he descubierto personajes entrañables, paisajes inolvidables. Con los libros, he conocido lo que pensaban los filósofos, el origen de la historia de la humanidad, los mayores inventos, el por qué de muchas cosas.
Con ellos, he reído, he llorado, me he emocionado.
Como dice Emili Teixidor, "no importa qué, ni cuánto se lea, lo importante es leer". Así que para motivaros un poquito más, os voy a contar algunos beneficios de la lectura.
1. Los libros fomentan la imaginación y la fantasía. Nos transportan, nos evaden, nos distraen de la realidad.
2. Leer beneficia nuestro vocabulario y nuestra ortografía. Lo amplía y enriquece.
3. Según la Sociedad Española de Neurología, leer puede ayudar a reducir el estrés. La lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Además favorece la concentración.
4. La lectura nos ayuda a la hora de establecer relaciones sociales. Nos proporciona temas de conversación para relacionarnos con los demás. Además, la lectura por placer, predice el éxito profesional. Un estudio de la Universidad de Oxford nos dice que quien fue un buen lector en la adolescencia, tiene más posibilidades de triunfar en su madurez.
5. Se recomienda la lectura para activar la memoria. Es un método preventivo para el Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas.
Éstos son sólo algunos beneficios de la lectura. Tiene muchos más. Incluso para los más pequeños. Leer delante de los niños, estimula su imaginación, despierta su interés y potencia su curiosidad. Así que ya sabéis…¡a leer!.
Hola Susana.
ResponderEliminarUn post muy interesante (a la vez que necesario). Lo cierto es que mi vida sería muy distinta sin el hábito de la lectura. Ni siquiera sé si considerarlo una afición, sino más bien una parte más de mi propia forma de ver la vida. ¿Por qué leemos? Realmente no sabría decirlo. C.S. Lewis les decía a sus alumnos de literatura que leemos para saber que no estamos solos, mientras que Borges imaginó el paraíso como una especie de biblioteca. Él, Borges, un lector voraz a pesar de su ceguera. Sólo sé que durante los nueve meses que mi padre estuvo en coma en el hospital, me llevaba sus libros favoritos y le leía continuamente. Ese tiempo de hospital, lento y donde las horas parecían huir de los relojes, fue llenado con días y días de lectura. Y no sólo fue mi forma de decirle adiós, sino también mi pequeño homenaje al hombre que me enseñó a amar los libros y la lectura. En fin, un saludo y a leer.